Sí, hablo del restaurante de comida rápida que todos
conocemos. Raro, ¿verdad? Con la de disputas que ha habido en torno a este
restaurante, pensaréis: que si la comida es muy mala, que si Ronald McDonald
cobra vida (sí, sí, la estatua del payaso) y mata gente, que si hacen las hamburguesas de “carne”
de monstruos que crean expresamente para ello, o que están hechas con ojos de
vaca, que si parte de sus ingresos van a una iglesia satánica, que si te puedes
clavar una jeringuilla infectada en el parque de bolas…
Sí, todos hemos oído o leído alguna de estas cosas. Pero lo
que la mayoría de la gente ignora es que, lejos de todas estas leyendas urbanas
que han llegado a nuestros oídos, la realidad es que McDonald’s puede que sea lo que traiga la paz al mundo. Y no es que lo diga yo, es que lo dice el señor Thomas Friedman, columnista de la sección de economía del New York Times tres veces ganador del Premio Pulitzer, en su libro The Lexus and the Olive tree.