Maravillas del mundo: el Salar de Uyuni

Hoy os vengo a hablar de un lugar mágico. De este modo me gustaría iniciar una recopilación de lugares del mundo de estos que te transportan y te dejan sin aliento, bajo el nombre de Maravillas del mundo. Con ello no estoy hablando de las siete típicas maravillas del mundo. Me refiero a una recopilación de lugares que nosotros vemos interesantes y dignos de ser conocidos y visitados por sus características especiales, bien sea una pirámide de Egipto como el lago de nuestro pueblo, pues considero que la belleza puede ser encontrada en cualquier lugar. No puedo sino dedicar esta entrada a mi amiga Jessy, que fue la que me sugirió escribir sobre este maravilloso sitio. Además, eso también me ha inspirado para colocar un formulario de contacto en el blog (lo podéis encontrar en la pestaña "contacto") para que, si a alguno de los lectores que os pasáis por aquí le interesa que escriba sobre algún tema concreto, me lo hagáis llegar. Intentaré hablar sobre todo lo que me sugiráis.

La entrada de hoy será sobre el Salar de Uyuni, al sudoeste de Bolivia, en la región altiplánica de la Cordillera de los Andes. Se trata del mayor desierto de sal continuo del mundo, con una superficie de 12 000 km².

Hace 40.000 años atrás, el área era parte del lago Minchin, un gigantesco lago prehistórico. Cuando el lago se secó, dejó como restos dos lagos, Poopó y Uru Uru, y dos grandes desiertos salinos, el Salar de Coipasa y el Salar de Uyuni. Se estima que el Salar de Uyuni contiene 10 billones de toneladas de sal, de las cuales menos de 25.000 toneladas son extraídas anualmente.


Cada noviembre, el Salar de Uyuni es escenario de cría para tres especies de flamencos sudamericanos: Chileno, James y Andino. En medio de este mar de sal existe un oasis desértico. La Isla Pescado, llamada así por su forma de pescado, cubierta de gigantescos cactus. Es la única señal de vida por kilómetros.

Sin embargo, y pese a todas estas curiosidades, su mayor atractivo reside en la magia que tiene lugar en este salar en épocas de lluvia. En esas temporadas, este singular salar se convierte en un maravilloso paisaje. Literalmente, el desierto de sal se transforma en un verdadero espejo gigante. De hecho, a consecuencia de este reflejo, la extensión del salar parece infinita.

Este salar se ha convertido en un punto de referencia para los turistas, y es una parada obligatoria para los aventureros que visitan Bolivia. Para los deportistas de élite, el Salar de Uyuni se presta para realizar muchos desafíos, ya que atravesar el desierto blanco es posible en todo vehículo de ruedas, trekking extremo y muchas otras posibilidades que dan rienda suelta a la imaginación del hombre. Eso sí, el GPS resulta imprescindible si uno no quiere acabar perdido entre este océano blanco.

Cuando el tiempo está nublado se produce el efecto “white - out”, donde el horizonte se difumina hasta desaparecer, convirtiendo en una tarea casi imposible el diferenciar la tierra del cielo. Esto le ha valido a Uyuni el nombre de la frontera entre el cielo y la tierra.

Si pensamos en ir de visita, además, en la entrada de las salinas se encuentra un hotel construido totalmente de sal: los muebles, mesas, sillas, camas, etc.

Los días allí son soleados y secos, la imagen es infinita porque no se pueden calcular las distancias, ni el final del salar. Las noches son frías y estrelladas, con temperaturas de entre -10ºC y -15ºC. Dicen que se vive la naturaleza con una intensidad tan fuerte, que no se puede ni siquiera imaginar el mundo lleno de la civilización. El silencio es indescriptible y el sentimiento de libertad increíble. Un regalo para los sentidos, sin duda.

Gracias a Jessy por descubrirme este maravilloso lugar, y a todos los lectores por pasaros por aquí y dejar vuestros comentarios. Espero que os haya gustado el artículo, y nos vemos en la siguiente entrada.